Canijo

 Sevilla, años ochenta. Tras la resaca del Mundial del 82, la heroína aterriza para quedarse de la mano de los Molina —una familia gitana que tiene que abandonar el barrio marginal de las Tres Mil Viviendas tras una guerra de clanes—, del terrible y violento Rafael el Gamba y de los otros camellos que trapichean por la zona del Pumarejo —o Espumarejo, como llaman sus habitantes—.

 El protagonista de Canijo comienza a flirtear con la heroína, una adicción que inevitablemente va a más, haciéndonos sentir de forma descarnada el angustiante e insoportable mono, la lucha por conseguir los duros suficientes para una dosis y los estragos que la droga causó en buena parte de la generación que vivió aquella época.

(Copiado de La Casa del Libro)





Fernando Mansilla nació en 1965 en Barcelona. Desde 1981 residió en Sevilla. Estudió solfeo y clarinete en el conservatorio. Formó parte del proyecto musical Mansilla y Los Espías, junto a Daniel Abad y Jasio Velasco, con los que publicó, en 2017, Dejad que los colgados se acerquen a mí. Grabó Literatura de baile, en 2011. Y al año siguiente se unió a Música Prepost para poner en marcha Las historias gallegas de Alvaro Cunqueiro. También hizo una incursión en el flamenco, junto a la compañía de Marco Vargas y Chloé Brûlé, con los espectáculos: No me gusta, Me va gustando y Libertino.

Fue un destacado autor en la escena del teatro independiente, lo que le valió el Premio Hermanos Machado en 1985 y el del Festival de Otoño de Salas de Teatro Alternativo en Madrid.

Publicó el poemario: Poemas para la no posteridad en Ediciones El Cangrejo Pistolero, le siguieron Nos los inquisidores y Hamburger de conejo; la novela «Canijo» (2013) y el libro de relatos Relatos Faunescos, publicado en 2017. En 2019 apareció su novela póstuma Matar cabrones.

Murió el 7 de junio de 2019.

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