Las hijas de Sara
Julia y Rose viven con su padre, el austero Henry Drayton, en una casa aislada y solitaria, un lugar en el que antes sólo había arena. Para escapar del opresivo ambiente, las hermanas se someten al recuerdo constante de una madre ausente, Sabina, en busca de refugio y sosiego. En esta relación triangular incide Ismail, un atractivo seductor, inquietante y angelical a la vez, hipotético fruto de una relación paterna extraconyugal.
La morada familiar, azotada sin cesar por los vientos africanos, sólo tiene por horizonte una ciudad caótica y sucia. Un laberinto por cuyas angostas callejuelas, Julia, la menor de las hijas y eje de la narración, intentará escapar de la presencia subyugante de su padre y de una monotonía existencial que transcurre sin visos de cambio.
En Las hijas de Sara, Pilar Adón explora con extraña sensibilidad un mundo de relaciones familiares envenenadas y de sentimientos cautivos. Una trama intrigante en la que se entrecruzan la desolación frente al miedo, los deseos insatisfechos de una vida desperdiciada, la lealtad y el engaño, la humillación y la muerte; pero dejando un margen a la esperanzadora rebeldía que permita escapar a la miseria vital reinante, aunque sea por el resquicio de dejarse arrastrar por los recuerdos luminosos o los sueños que podrían hacerse realidad.
Con una prosa sensual no exenta de lirismo, sembrada de reflexiones y sustentos culturales, Pilar Adón maneja con sutil maestría y precisión los mimbres de una historia de tintes bíblicos que nos adentra en la esfera vertiginosa de las prisiones sentimentales.
(Copiado de La casa del libro)
La morada familiar, azotada sin cesar por los vientos africanos, sólo tiene por horizonte una ciudad caótica y sucia. Un laberinto por cuyas angostas callejuelas, Julia, la menor de las hijas y eje de la narración, intentará escapar de la presencia subyugante de su padre y de una monotonía existencial que transcurre sin visos de cambio.
En Las hijas de Sara, Pilar Adón explora con extraña sensibilidad un mundo de relaciones familiares envenenadas y de sentimientos cautivos. Una trama intrigante en la que se entrecruzan la desolación frente al miedo, los deseos insatisfechos de una vida desperdiciada, la lealtad y el engaño, la humillación y la muerte; pero dejando un margen a la esperanzadora rebeldía que permita escapar a la miseria vital reinante, aunque sea por el resquicio de dejarse arrastrar por los recuerdos luminosos o los sueños que podrían hacerse realidad.
Con una prosa sensual no exenta de lirismo, sembrada de reflexiones y sustentos culturales, Pilar Adón maneja con sutil maestría y precisión los mimbres de una historia de tintes bíblicos que nos adentra en la esfera vertiginosa de las prisiones sentimentales.
(Copiado de La casa del libro)
Comentarios
Publicar un comentario