La mala luz
La mala luz, de Carlos Castán, autor de otras obras de la narrativa española como Sólo de lo perdido o Museo de la soledad, es un texto desgarradamente romántico, una novela sobre el deseo y la búsqueda de intensidad.
La mala luz es la primera novela de un autor que hasta ahora ha generado un grupo de lectores de culto en torno a sus libros de relatos. Una novela muy intensa: romántica, melancólica, oscura, sensual, que consigue un increcendo extraordinario. Un texto empático y turbadoramente poético, duro y enternecedor. Además, es a la vez, un clásico noir que se lee en absoluta tensión. Carlos Castán tiene fieles seguidores, lectores que han seguido sus contadas publicaciones con auténtica devoción.
«Querida Nadia. Estimada Nadia. Nadia a secas. Tú no me conoces. Soy amigo de Jacobo. No sé cómo decirte esto. No sé si estás al tanto de que ha muerto. Lo han asesinado, en realidad.»
Jacobo y el narrador son viejos amigos que comparten complicidades literarias, filosóficas y vitales. Cuando Jacobo aparece muerto a puñaladas en su casa de Zaragoza, su amigo tomará el relevo de su vida, quizás como última posibilidad de huir de la suya. Así conocerá a una mujer, Nadia, que se convertirá en el centro de su existencia y junto a la que vivirá una investigación obsesiva para esclarecer el asesinato de su amigo.
(Copiado de La casa del libro)
La mala luz es la primera novela de un autor que hasta ahora ha generado un grupo de lectores de culto en torno a sus libros de relatos. Una novela muy intensa: romántica, melancólica, oscura, sensual, que consigue un increcendo extraordinario. Un texto empático y turbadoramente poético, duro y enternecedor. Además, es a la vez, un clásico noir que se lee en absoluta tensión. Carlos Castán tiene fieles seguidores, lectores que han seguido sus contadas publicaciones con auténtica devoción.
«Querida Nadia. Estimada Nadia. Nadia a secas. Tú no me conoces. Soy amigo de Jacobo. No sé cómo decirte esto. No sé si estás al tanto de que ha muerto. Lo han asesinado, en realidad.»
Jacobo y el narrador son viejos amigos que comparten complicidades literarias, filosóficas y vitales. Cuando Jacobo aparece muerto a puñaladas en su casa de Zaragoza, su amigo tomará el relevo de su vida, quizás como última posibilidad de huir de la suya. Así conocerá a una mujer, Nadia, que se convertirá en el centro de su existencia y junto a la que vivirá una investigación obsesiva para esclarecer el asesinato de su amigo.
(Copiado de La casa del libro)
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