Black, black, black
Los padres de Cristina Esquivel, una geriatra a la que han encontrado estrangulada en su piso de Madrid, contratan al detective Arturo Zarco para que encuentre al asesino. En verdad, lo que desean y esperan, es que inculpe a Yalal, el albañil marroqui con el que estaba casada la muerta y que ahora tiene la custodia de la hi ja de ambos.Zarco es un detective muy poco convencional: cuarenton, gay y aun estrechamente ligado a Paula, su ex mujer, a la que cuenta y con la que discute por telefono las vicisitudes de la investigacion y hasta los pormenores de sus fascinaciones eroticas. Pero bajo la superficie de las charlas, tras el relato del ir y venir de vecinos sospechosos y de presuntos implicados, la conversacion telefonica entre el detective y Paula se convierte en un pretexto para la dominacion y la venganza, para el daño que se quieren infligir dos personajes que se odian, se aman, se necesitan y se repelen. Hasta que el forcejeo dialectico entre Zarco y Paula queda, de repente, interrumpido por el diario de la enfermedad de Luz, una de las vecinas de la geriatra asesinada, y madre de Olmo, el jovencito que fascina y perturba a Zarco.
Un relato interfiere en el otro relato y el encanto y la seduccion de lo reconocible se suspenden. Black, black, black es una esplendida novela negra que puede leerse como tal, pero tambien, y sobre todo, como otra cosa, puesto que Marta Sanz nos propone una lectura insurgente sobre la violencia del sistema, sobre su imperfeccion, un relato donde la idea del crimen como resultado de la friccion social, de algo mas terrible que las patologias, abre la posibilidad de una investigacion psicologica que profundice en las relaciones de causa y efecto y no se base solamente en las pruebas de laboratorio y en las mesas de los forenses.
(Copiado de La casa del libro)
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