El padre de Blancanieves

Una profesora de instituto espera en su casa a que el repartidor del supermercado le traiga la compra. El repartidor se retrasa y ella se marcha. Horas después encuentra que le han dejado la compra a unos vecinos y se han estropeado los productos congelados. Llama al supermercado para quejarse.

Al día siguiente es sábado, la profesora aún no se ha quitado la camiseta de dormir cuando llaman al timbre; es el repartidor del supermercado, un hombre de Ecuador. El hombre le dice que por causa de su llamada telefónica le han despedido. La profesora lamenta el incidente, pero el hombre insiste: ella es responsable de su despido, debe encontrarle otro empleo, de lo contrario él estará siempre ahí, a la puerta de su casa o de los lugares que ella frecuenta, esperando.

El público, escribió Bertolt Brecht, es una asamblea de individuos capaces de transformar el mundo, que reciben un informe sobre el mundo. Esta novela se pregunta qué hacer con los informes que nos llegan de las habitaciones y de los lugares de trabajo. En el cuento tradicional, el padre de Blancanieves no está de viaje o en la guerra, está en el castillo, asiste a las maquinaciones de la madrastra pero guarda silencio.

(Copiado de La casa del libro)

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